El Peñón de Ifac (Penyal d’Ifac) es una roca calcárea de 332 m. de altura y un kilómetro de longitud que se halla unida a tierra por un estrecho istmo en el municipio de Calpe, en la comarca alicantina de la Marina Alta. Es Parque Natural y alberga dos microrreservas de flora.
Dificultad
Recorrido por senderos señalizados. Hay tramos de cuerda en los sitios donde la roca puede estar más resbaladiza.
Tiempo
3 horas.
Distancia
4,8 kilómetros.
Desnivel
300 metros.
GPS
El Parque Natural del peñón de Ifach está en una zona con clima seco en la que se distinguen dos épocas al año; una seca y calurosa y otra suave con lluvias irregulares. Las precipitaciones anuales alcanzan los 500 mm. La vegetación está dominada por matorral de porte elevado con lentisco, palmito y sabina negral, entre los que crecen plantas aromáticas como el romero, el tomillo y la lavanda. También podemos ver pinos, fruto de antiguas repoblaciones. Sin embargo, lo más importante del parque desde el punto de vista botánico reside en sus paredones calizos, donde crecen especies rupícolas como la silene de Ifach (Silene hifacensis).
El Peñón de Ifach no solo es un accidente geográfico de gran singularidad y belleza, sino que además cuenta con un rico patrimonio histórico. Se han encontrado restos íberos que atestiguan la presencia de asentamientos humanos desde el siglo III antes de Cristo. El sitio también cuenta con restos romanos, en els Banyets de la Reina, y con los restos de la Pobla de Ifac, un poblamiento de la Corona de Aragón destruido en 1359 por una escuadra castellano-genovesa.
En 1918, uno de los propietarios del peñón hizo el túnel que permite pasar en la actualidad a la parte noreste. En 1987 pasó a ser propiedad de la Generalitat Valenciana, que lo declaró Parque Natural. Hoy en día es uno de los espacios naturales más visitados de la Comunitat Valenciana.
Junto al parque se encuentran las salinas de Calpe, que fueron explotadas hasta el siglo XX. Las salinas ocupan una depresión donde había una antigua laguna que se originó por la formación de una doble restinga entre la costa y el peñón. En sus márgenes crece vegetación halófila y numerosas aves la utilizan como lugar de descanso. Las salinas están incluidas en el catálogo de zonas húmedas de la Comunitat Valenciana.
Entre las plantas que tienen especial interés por su área de distribución, su rareza y por estar protegidas destacan:
- Especies endémicas exclusivas de la provincia de Alicante o de área de distribución muy restringida.
- Otros endemismos iberolevantinos:
- Flora vascular rara no endémica.
Comenzamos la ruta en el aparcamiento que hay en la pista de acceso al centro de visitantes del Parque. El primer tramo del recorrido discurre por un ambiente de fuerte influencia humana. A ambos lados del camino crecen plantas subnitrófilas de desarrollo anual, y arbustos halonitrófilos (que requieren cierto grado de salinidad) como el salado blanco (Atriplex halimus) y la sosa (Salsola oppositifolia). También podemos ver algunas plantas usadas con fines ornamentales y que se asilvestran, como el aloe (Aloe arborescens) o la yuca (Yucca aloifolia), y plantas neotropicales naturalizadas como la pita (Agave americana).
Llegamos al centro de visitantes, donde hay pequeñas exposiciones sobre el medio natural del peñón. En un pequeño jardín rectangular hay plantadas algunas de las especies más representativas del matorral termomediterráneo. Este tipo de matorral es característico del piso bioclimático termomediterráneo, sin heladas en invierno y temperaturas elevadas en verano. Está formado por especies adaptadas a la falta de agua en entornos secos y semiáridos, sobre suelos rocosos o poco desarrollados de laderas de montañas litorales. Actúan como etapas de sustitución de encinares o son la vegetación potencial en climas semiáridos, como es el caso en el sureste ibérico. Las formaciones levantinas incluyen pinos (Pinus halepensis) de repoblación y son ricas en endemismos y especies que también aparecen en la costa norteafricana. Para referirse al matorral también se utilizan los términos maquia (con arbustos de porte elevado, como el lentisco y el palmito) y garriga (matorral de pequeño porte, con plantas aromáticas como romero, tomillo y lavanda).
Tras pasar el torno de entrada, subimos por un sendero de zetas que asciende por la ladera noroeste del peñón. La vegetación está dominada por arbustos como el lentisco (Pistacia lentiscus), espino negro (Rhamnus lycioides subsp. lycioides), aladierno (Rhamnus alaternus) y bayón (Osyris lanceolata), con palmito (Chamaerops humilis) y algunos pinos (Pinus halepensis).
El palmito (Chamaerops humilis) es la única palmera autóctona de Europa. Es un buen indicador del piso termomediterráneo, y se localiza de forma abundante en coscojares y lentiscares del litoral alicantino, en exposiciones soleadas en la costa norte y en barrancos umbríos en el litoral sur.
En los matorrales mediterráneos también crecen algunas plantas trepadoras que desarrollan diversas estrategias para alzarse sobre los arbustos y conseguir un mejor acceso a la luz. La madreselva (Lonicera implexa) tiene tallos volubles con los que se enrolla a otras plantas. La rubia (Rubia peregrina subsp. longifolia) y la zarzaparrilla (Smilax aspera) tienen espinas en hojas y tallos. La vidiella (Clematis flammula) tiene peciolos volubles que actúan a modo de zarzillos.
Los espacios abiertos que deja el matorral están ocupados por el lastonar (prados secos de gramíneas de la especie Brachypodium retusum), donde crecen geófitos como orquídeas, gladiolos y lirios. Los geófitos son plantas que pierden sus partes aéreas durante la época desfavorable para el crecimiento, y permanecen de modo subterráneo en forma de bulbo, tubérculo o rizoma.
En los herbazales subnitrófilos del margen del camino de subida crece la fonollasa (Kundmannia sicula), una umbelífera rara en Alicante, y cuyas mejores poblaciones se encuentran en las Islas Baleares y en Cádiz.
La crucífera Succowia balearica crece en comunidades escionitrófilas, a pie de los cantiles y en los rellanos sombríos y frescos. Lo más característico de esta crucífera es su fruto esférico, con pequeñas espinas y un pico cónico. Crece en las Islas Baleares y en distintos puntos del litoral mediterráneo peninsular.
Durante la subida por el sendero pasamos por algunos miradores, desde los que se puede ver parte la bahía de Calpe, cerrada por el Morro del Toix, y las sierras de Olta, Bernia y Puig Campana.
Al llegar cerca de las paredes del peñón nos encontramos con uno de los ambientes protegidos por las microrreservas de flora del parque; la vegetación casmofítica (plantas cuyas raíces crecen en el material de relleno de las grietas de la roca). Los roquedos son un medio difícil para las plantas, por la escasa disponibilidad de agua, nutrientes y posibilidad de fijación al sustrato. Las diferencias en cuanto a altitud, exposición, humedad y tipo de roca, así como el aislamiento que supone para las plantas, hace que estos medios sean heterogéneos y ricos en endemismos. Algunas de estas plantas endémicas están en peligro de extinción, de ahí la necesidad de su conservación.
Entre la flora rupícola destaca la silene de Ifach (Silene hifacensis), planta descubierta en el peñón por el botánico francés Rouy en el siglo XIX. Se la consideró como extinta hasta los años 80, cuando se descubrieron algunas poblaciones naturales. Desde entonces, la especie ha sido objeto de trabajos de conservación y se han descubierto más poblaciones en los acantilados de la Marina Alta. Está incluida en el libro rojo de la flora vascular española.
Subimos por el túnel para pasar a la parte noreste del peñón, donde el sendero discurre por terreno más abrupto. Varias pasarelas de cuerda dan seguridad en los tramos del sendero de mayor exposición. En esta parte del peñón se conservan matorrales abiertos con sabina negral (Juniperus phoenicea subsp. phoenicea) acompañada por tomillos, romeros y jaras. La sabina negral también crece en las fisuras de las rocas y acantilados.
Otra de las especies arbustivas que vemos tras pasar el túnel es la trompetera o ginesta borda (Ephedra fragilis). La efedra crece en exposiciones soleadas, en los matorrales termófilos, pero en el peñón también la vemos crecer en los roquedos.
Con la llegada de la primavera comienza la floración de geófitos como el Lliri de San Bru (Anthericum liliago) y el gladiolo silvestre (Gladiolus illyricus) que proporcionan gran colorido a los fragmentos de pastizal que hay entre el matorral.
El peñón tiene una importante colonia de gaviota patiamarilla (Larus michahellis), lo que produce un ambiente adecuado para algunas plantas nitrófilas como la malva de roca (Lavatera maritima). Esta planta crece en matorrales, suelos pedregosos e incluso al pie de los cantiles donde se acumulan los restos de las aves.
Las gaviotas hacen la puesta en abril, y en mayo están cuidando de los polluelos. Durante ese tiempo, las gaviotas son bastante agresivas y pueden dar algún susto si nos acercamos demasiado.
Siguiendo el sendero de la cara noreste llegamos a un cruce con dos opciones. Por la derecha continuamos hasta un mirador, y por la izquierda se sube a la cima.
Tras regresar al cruce, seguimos ahora el sendero de subida hacia la cima, desde la que podemos contemplar gran parte del litoral de la Marina. Serra Gelada por el sur, la vecina sierra de Bernia, las salinas de Calpe y el cap d'Or son algunos de los lugares que podemos ver.